“En todo amar y servir”
LA ASOCIACIÓN
historia
El Hogar de Cristo en Arequipa nace por iniciativa de un grupo de personas parte del Movimiento Internacional de Acción Católica llamado MIAMSI-AREQUIPA, dentro del cual, se destaca el actuar con humildad y gratitud a Dios, a la Iglesia y a sus integrantes.
Durante el desarrollo del encuentro nacional de 1993, se expuso el drama de los niños abandonados en las calles de Arequipa y la responsabilidad propia como integrantes y parte activa de nuestra sociedad. Estuvieron presentes e invitados representantes del MIAMSI de Bolivia y Chile. Nina Saona de Zúñiga, detalló el estado en el que se encontró a estos niños acogidos por la policía y llevados a un albergue donde dormían en camas con colchones destrozados y malolientes, con serias deficiencias en los servicios higiénicos, hacinados pues tenían que dormir de 2 o más en cada catre (motivo por el que los mayores abusaban de los pequeños), además de mal alimentados y mal vestidos, etc.
Conmovido, Emilio Larraín de Chile, de acuerdo con su delegación, invitó a los representantes peruanos a conocer varias instituciones de labor en Santiago, entre ellas el “Hogar de Cristo”, fundado por el jesuita Alberto Hurtado Cruchaga. Las personas que viajaron para conocer esta obra fueron Nina de Zúñiga, Ruth de Muñoz Llerena y Lourdes San Román.
Quedaron impresionadas por la forma en cómo se asistía el problema de los niños abandonados, a quienes se albergaba en buenas condiciones, con la ayuda de donaciones de empresas y personas que conocían esta obra. El Padre Poblete S.J. Capellán del Hogar, señaló algo que quedaría grabado en el trabajo posterior del Hogar en Arequipa: “No se preocupen por el dinero, Dios proveerá. Preocúpense por buscar una buena asistencia social y educadores dispuestos a comprender y ayudar a los niños y niñas”.
De regreso en Arequipa, se convocó, no solo a las integrantes del MIAMSI- Arequipa, sino también a esposos y amigos. El grupo de jóvenes que tomo la iniciativa de contactar con los niños en las calles y que hasta ahora son el puntal de la asociación, fueron algunos miembros de Encuentros de Promoción Juvenil (EPJ), Lula Pérez Wicht SR, Eduardo Villamar, Mariela Salvatierra, Manuel Holguín, Rosa Contreras, Isabel Chávez, Violeta Salvatierra, Percy Lazo, entre otros.
Así se inició, con no pocas dificultades, la Asociación Hogar de Cristo Arequipa, cuya primera directiva fue presidida por Miguel Barrionuevo y Sheila de Barrionuevo, siendo vice presidenta la Sra. Nina de Zúñiga, secretaria Lourdes San Román de Pérez Wicht, pro secretaria Dora Llerena de Salinas, vocales José y Vicky de García Calderón, Juanita Gamero de Ruiz, Percy Lazo Chávez y Eduardo Villamar, la Psicóloga Rosa Contreras e invitados Lourdes Pérez Wicht SR y Manuel Holguín. Tere Ruiz, fue la primera asistenta social y ayudó muchos años en el hogar.
En el año 1996 Luis García Calderón asume la presidencia sucediendo a Miguel Barrionuevo. Junto a su esposa Vicky Barreda de García Calderón trabajaron denodadamente por muchos años presidiendo el Hogar y logrando mantener esta obra, gracias también a muchos arequipeños que brindaron cuotas o donaciones periódicas. Se logró además algunos benefactores extranjeros como la Sra. Rosa Schnaufer, Martha Puch de Francia, Dominique de APPEL, LAFF. A través de Lourdes Pérez Wicht algunos turistas conocieron el Hogar y participaron de esta ayuda, como Elisabeth Schwall quien fundo Amigos del Hogar de Cristo en Alemania, Lotta Wise, quien fundo amigos del Hogar de Cristo en Suecia, Gert Drost, entre otros.
Una ayuda excepcional fue la del capellán del MIAMSI el P. Modesto García Madariaga SJ, quien al ver el dedicado trabajo de la institución, logró una donación de España que permitió comprar no solo la casa de Bolívar 203, donde funciona actualmente el Hogar de Cristo en Arequipa, sino también la casa de Villalba llamada “La Niña María”, dedicada a albergar niñas en situación de abandono. Las palabras del P. Paulete “Dios proveerá” fueron ciertas.
Una mención especial es merecida para Nina Saona de Zúñiga quien, durante 3 años, fue diariamente a organizar, adecuar y poner en uso el almacén de ropa que se donaba a los niños y niñas del Hogar.
Con el devenir de los años, mucha gente se sumó a esta noble labor, haciendo del Hogar de Cristo un verdadero sitio de acogida para todos aquellos niños en situación vulnerable.